Las relaciones humanas son esenciales para que las personas mayores busquen su propio bienestar, constata un programa de la Universidad Médica de Viena
En Austria, la Universidad Médica de Viena (UniMed Vienna) ha llevado a cabo un programa para personas mayores y frágiles que ha tenido un éxito sin precedentes. La clave de dicho programa, además de promover el entrenamiento físico y una buena alimentación, es que se aplica con voluntarios no profesionales, que le añaden un ‘lado social’. La relación de las personas mayores con ellos ha permitido una enorme mejora general en su salud.
La Universidad Médica de Viena (MedUni Vienna) ha llevado a cabo un programa de entrenamiento para la reactivación de personas mayores y frágiles que ha tenido un éxito sin precedentes.
Con él se ha revelado que abordar temas como el entrenamiento físico y la nutrición con la ayuda de voluntarios no profesionales ha tenido efectos positivos sobre la condición física de los austriacos. En el programa aplicado, ha resultado de una enorme importancia el “factor social”, publica la MedUniVienna en un comunicado.
De acuerdo con estudios realizados, en Austria, un 11% de las personas de más de 65 años son débiles y un 41% se encuentra cerca de serlo. La fragilidad, o debilidad, es un síntoma geriátrico que consiste en la combinación de sarcopenia (reducción de la masa muscular o de la fuerza muscular), malnutrición (desnutrición o comer en exceso) e inflamación crónica, asociada a grandes problemas médicos en las personas afectadas.
Pero los programas preventivos, que consisten en una combinación de apoyo social, nutrición y ejercicio, han demostrado que pueden prevenir la malnutrición y la fragilidad, así como reducir el aislamiento y la soledad de las personas mayores, particularmente de las aquellas que viven solas y no suelen salir de sus domicilios.
El programa organizado por el Instituto de Medicina Social de la Universidad de Viena, junto con la organización Vienna Hilfswerk y SportUnion Austria, ha sido bautizado como “Healthy for life”.
En él, personas voluntarias que trabajan con carácter honorario (llamados “compañeros”) visitan a personas con problemas de nutrición (de una media de 83 años de edad) en sus casas, dos veces por semana durante 12 semanas.
Durante ese tiempo, los “compañeros” entrenan junto a esas personas mayores (entrenamientos de fuerza, con cintas) y hablan con ellas de aspectos relacionados con la nutrición. Un grupo de control también recibe visitas, pero sin asesorías nutricionales ni ejercicios.
Por ahora se ha constatado, después de las doce semanas del programa, una mejoría en el estado de fragilidad y una reducción en el riesgo de malnutrición de las personas visitadas.
El deterioro de la situación nutricional en el grupo de entrenamiento y nutrición se ha reducido en concreto en un 25%, y la fragilidad en un 17%. Se hace hincapié en que el grupo de control que solo recibió apoyo social también registró mejoras (23% menos de deterioro del estado nutricional y 16% menos de fragilidad