Los beneficios de la Lectura II – Date un tiempo para leer

La lectura… alimenta la imaginación, nos hace progresar y nos prepara para el éxito: ¡larga vida a los libros!

Los beneficios de la lectura no son únicamente personales. “Leer no sólo afecta a la cultura social, sino también a la economía y al comercio de un pueblo”, sostiene Emili Teixidor. Para el escritor, la lectura ayuda a exportar cultura fuera de nuestro país: “Ya que España no tiene petróleo, ¡tendrá que exportar inteligencia!”. También cabe recordar que a lo largo de la historia la lectura siempre fue uno de los vehículos de la democracia.

En países autoritarios la lectura siempre estará perseguida por contribuir a desarrollar la libertad de expresión, la cultura y la información”, afirma César Antonio Molina, ex ministro de Cultura y director de la Casa del Lector. Leer siempre tuvo el poder de transformar la sociedad, “y, si no, ¡fíjese en todos los que leyeron los evangelios!”, sostiene Teixidor. El escritor recuerda una anécdota, “ahora en el quiosco venden muy barato el Manifiesto Comunista de Karl Marx, en mis tiempos de estudiante hubieran perseguido al quiosquero“. Muchos libros fueron la clave del desarrollo de algunos acontecimientos históricos y ahora, en momentos de incertidumbre y crisis, la lectura debería adquirir protagonismo. No sólo como buena compañera de viaje para evadir y serenar. “No hay que refugiarse en la lectura, sino emplear su capacidad de modificar el estado de las cosas”, dice Gabilondo. Según el filósofo, hay que utilizar el poder de la lectura para transformar la sociedad.

 

El efecto contagio

El éxito educacional de un niño no depende tanto del estatus socioeconómico de su familia como de que sepa disfrutar de la lectura. “No importa qué, ni cuánto se lea, lo importante es leer”, dice Emili Teixidor. En su libro ‘La lectura y la vida’ , el escritor da algunas claves imprescindibles para contagiar el hábito lector, “aunque cada maestrillo tenga su librillo”, afirma. El primero de los trucos es predicar con el ejemplo, “si quieres cambiar el mundo, por dónde empezarías, ¿por ti o por lo demás?”, dice. Tanto padres como educadores deben leer delante de los niños para lograr despertar su interés. Las lecturas obligatorias a las que se somete a los más pequeños son contraproducentes, según Teixidor. Cada uno debería encontrar su camino y saber qué quiere leer, qué tipo de narración es la más adecuada para él, “yo, por ejemplo, encuentro fantástico poder conversar con Séneca y con Cicerón –afirma– y sé que muchos otros no soportarían la lectura de los clásicos”.

Con lo que está de acuerdo el escritor es con la denominada “hora del silencio”, cuya aplicación se ha puesto de moda en algunos colegios. “Es una hora en la que lee todo el centro, desde los alumnos hasta la directora o el conserje –cuenta– . Lo importante es facilitar tiempos y espacios para aprender la disciplina de leer diariamente”. La planificación de la lectura es un importante elemento para desarrollar el hábito lector. Pero, sin duda, el mejor truco para incentivar la lectura es expandir la curiosidad desbocada, la pasión por descubrir mundos, por conocer personajes, hechos e historias. “Un maestro siempre comenzaba sus clases hablando de dos libros: el primero lo recomendaba y el segundo lo prohibía diciendo que sólo podía leerlo él”, recuerda Teixidor. El libro prohibido era mucho más leído por sus alumnos que el que inicialmente había recomendado”. La curiosidad siempre mata al gato, potenciarla en lo que a la lectura se refiere, siempre es un gran aliado.

De tabla en tabla

Placas de arcilla

En el IV milenio a.C. nace en Mesopotamia la escritura cuneiforme, madre de todas las formas de expresión escrita. Los primeros escritos se recogieron en vasijas o placas de arcilla. Los moldes húmedos de arcilla se grababan con la punta de una caña hueca y luego se dejaban secar
Tablas de madera
Usadas por sumerios y egipcios, las tablillas de madera se utilizaron simultáneamente junto al papiro. La madera se barnizaba para blanquearla, se recubría de cera para alisarla y eliminar grietas, o se estucaba. En China, este soporte fue muy utilizado para fabricar sellos o grabar signos.
Tablillas de cera
Los grecolatinos blanqueaban con barniz o cal las tablillas para registrar los documentos administrativos de su civilización.
Fue un gran avance, el texto se podía borrar y volver a grabar en la misma tablilla una y otra vez. Dieron origen a los códices, padres de nuestros actuales libros
El papiro Junto al Nilo crecía una planta, la Cyperus papyrus, a la que se le atribuyó la utilidad de ser un buen soporte para la escritura. Tallada en finas láminas, alisadas y secadas, y unidas con un pegamiento hecho con vinagre, agua y harina, se configuraron los primeros rollos de papiro
El pergamino
La lucha entre Alejandría y la ciudad de Pérgamo (actual Turquía) por poseer la mejor biblioteca, dio lugar a que los egipcios cortaran el suministro de papiro a sus competidores. Estos, obligados a desarrollar un nuevo soporte, crearon el pergamino tratando pieles de animales.
El papel
Descubierto por un oficial chino en el 105 d.C., su uso lo extendieron los árabes al derrotar al imperio chino en Samarcanda y copiaron la técnica. El papel se hacía con lino y cáñamo fermentados para formar una masa fina que, a golpes, se convertía en una base de celulosa
El ordenador
Desde la invención del papel, durante siglos la lectura se ha llevado a cabo en el mismo soporte. Pero la invención del primer ordenador en el 1973 fue el detonante de la actual era digital, en la que se lee en nuevos soportes basados en pantallas programadas por códigos alfanuméricos
E-book
Es la versión electrónica o digital del libro, su función es exclusivamente servir como soporte para la lectura. Junto a ellos, nace la tinta electrónica, una tecnología que permite crear pantallas planas tan delgadas como un papel. Los e-books pueden contener imágenes, gráficos o sonidos para completar la narración   Tabletas Han revolucionado el mundo de los dispositivos electrónicos de lectura al ser un híbrido entre e-books y ordenadores. No solo permiten leer libros digitales, sino también navegar por internet o descargar y consultar revistas. Un defecto, fatigan más la vista que los e-books ya que no poseen tinta electrónica
Sacar tiempo

Cada vez parece más difícil encontrarle un hueco a la lectura. El tiempo pasa entre el trabajo, navegar por internet, hacer deporte o salir con los amigos. Pero ¿cuándo hay tiempo para leer? Aunque en España el 58% de las personas mayores de 14 años afirman leer frecuentemente, al preguntar por la falta de interés hacia la lectura tanto a lectores ocasionales como a no lectores, ambos dicen no disponer del tiempo suficiente. Además, por cada edad hay una razón distinta. Según un estudio elaborado por la Federación de Gremios de Editores, los españoles entre los 25 y los 54 años –la franja más activa desde el punto de vista laboral–, admiten no poder dedicarse a la lectura por falta de tiempo. Por lo que se refiere a los jóvenes no lectores entre los 14 y 24 años la motivación es sencilla: no leen porque no tienen interés o porque no les gusta. En cambio, los mayores de 65 años, al ver reducidas progresivamente sus facultades visuales, no logran dedicarse concreta y asiduamente a la lectura.

Interesante artículo aparecido primeramente en La Vanguardia  http://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20120613/54312096470/los-beneficios-de-la-lectura.html

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